ESTUDIO RECIENTE ARROJA PISTAS SOBRE LA INMUNIDAD FRENTE A LA COVID 19

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Los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 persisten hasta 13 meses y reducen el riesgo de reinfección

Resumen

La evaluación de la cinética de los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 es esencial para predecir la protección contra la reinfección y la durabilidad de la protección de la vacuna.

Se midieron longitudinalmente los anticuerpos Spike (S) y Nucleocápside (N) en 1309 trabajadores sanitarios: 

  • 916 COVID negativos
  • 393 COVID convalecientes (hasta 422 días desde la aparición de los síntomas)

Del mes 1 al 7-9 se observa una disminución moderada de anticuerpos en los sanitarios previamente infectados. Los hombres muestran una disminución más lenta de anticuerpos anti-N y una disminución más rápida de los anticuerpos anti-S que las mujeres.

Del mes 11-13, los anticuerpos anti-N disminuyen drásticamente (vida media: 283 días).

Mientras que los anticuerpos anti-S se estabilizan (vida media: 725 días).

En general, se desarrollaron 69 infecciones por SARS-CoV-2 en el grupo negativo, frente a una en el grupo positivo, lo cual indica una reducción relativa de la incidencia de reinfección de COVID del 96.7%

Tras la vacunación contra el SARS-CoV, los niveles de anti-S alcanzaron al menos 3 registros independientemente de los  niveles de IgG previos a la vacunación, del tipo de vacuna y del número de dosis. El estudio demuestra una persistencia a largo plazo de los anticuerpos IgG anti- S que puede proteger contra la reinfección. 

Introducción

Un estudio reciente informó de que se genera una memoria inmunitaria sustancial tras COVID-19 y el 95% de los sujetos conservaron la memoria inmunitaria 6 meses después de la infección. Además, la presencia de anticuerpos anti S y anti N se asocian a un menor riesgo de reinfección por SARS-CoV-2 hasta 7 meses después de la infección inicial.

En este estudio utilizando ensayos serológicos validados de gran grupo de personal sanitario, se describe la dinámica de la respuesta humoral del SARS-CoV-2 hasta un año después de la COVID 19 y analizamos la incidencia de reinfección en este periodo.

 

Resultados

Características del grupo evaluado

En el estudio participaron 1309 trabajadores sanitarios, incluidos 393 convalecientes de COVID-19 (covid positivo) y 916 negativos. Entre los trabajadores sanitarios convalecientes, se encuentran 345 con antecedentes de RT-PCR positiva y 48 con serología positiva.

Tanto el personal sanitario positivo como negativo, incluían varios grupos profesionales ambos con una edad media de 39 años, con un predominio de mujeres (76.8%-78.5%). 

En el grupo positivo, el 66% de los participantes declaró haber estado en contacto con un caso de COVID-19. 

Los síntomas de COVID-19 fueron reportados por 383 participantes (97.5%) incluyendo 367 con sintomatología leve y 16 (4.1%) con sintomatología moderada. No se informó de ningún caso grave. Todos los participantes positivos (393) fueron testados en el primer mes, 383 en los meses del 3 al 6, 346 de los meses 7 al 11 y finalmente 233 en los meses 11 al 13 después de haberse contagiado. 

93 de los participantes fueron vacunados contra el COVID-19 antes de los meses 11-13.

Solo se notificó una reinfección asintomática después de nueve meses en este grupo. 

Por el contrario, entre los 916 trabajadores con resultados negativos, 69 de ellos (7.5%) declararon  una infección por SARS-CoV-2  incluyendo 49 con síntomas. Fue confirmado por una prueba RT-PCR positiva y por seroconversión en el 62% y el 100% de los casos respectivamente.

Evolución natural de la respuesta humoral hasta un año después del COVID-19

Las tasas de seropositividad difieren mucho según: los isotipos (IgG o IgM), las dianas de los anticuerpos (N o S), los ensayos y el momento de recogida de la muestra. 

En el primer mes, las proporciones de participantes COVID positivos para anti-S IgM e IgM mediante el ensayo de flujo lateral fueron del 91.3% y el 83.7% respectivamente.

Aproximadamente la mitad de los participantes todavía tenían anticuerpos detectables en los meses 11 al 13 (51.8% IgM y 56.8% IgG) mostrando una disminución significativa en las tasas de anticuerpos detectados por ensayos de flujo lateral un año después del COVID-19.

Las tasas de positividad de la respuesta anti-N IgG medida por ELISA también disminuyeron significativamente del primer mes (85%) a los meses 11 al 13 (20.1%). 

Por el contrario, la respuesta anti-S IgG se mantuvo a lo largo del tiempo.

A continuación, se analizó la dinámica del IgG anti-S y anti-N a lo largo del tiempo. El anti-S evaluado por CMIA disminuyeron significativamente en 0.07, 0.04 y 0.02 log Unidades Arbitrales por mes desde el Mes 1 a Mes 3-6, a M 7-9 a M 11-13 respectivamente.

La vida media estimada de cada fase fue de 202, 306 y 725 días respectivamente.

En  los M11-13, la media de IgG anti-S fue de 2,39 log AU/mL (IQR: 2,10-2,75), con el 81,3% de los participantes mostrando IgG> 2,0 log AU/mL y el 55,4% > 2,3 log AU/mL.

Seguidamente, se investigó los efectos de la edad, sexo, índice de masa corporal, grupo sanguíneo, estado rhesus, DSO y los valores de Ct obtenidos por PCR en hisopos nasales, sobre el IgG anti-S en los meses 7 al 9 y en la velocidad de decaimiento entre los meses 3 al 6 y 7 al 9 mediante análisis univariante y multivariante.

No se encontraron diferencias significativas en los valores absolutos del IgG anti-S en análisis univariante en función del sexo. Sin embargo, los anticuerpos disminuyeron más rápidamente en los hombres en el análisis univariante entre los meses 3-6 y meses 7-9. 

En el análisis multivariante, el IgG anti-S también disminuyó más rápido en los hombres que en las mujeres, con una aceleración de este descenso de -0.333 log AU/mL por mes.

Otro factor significativamente asociado con un deterioro más rápido fue el estado rhesus-negativo (Rh-), que afectaba al deterioro en un factor de -0.021 log AU/mL al mes. 

En particular, no hubo un efecto significativo de la edad, el IMC, el grupo sanguíneo o los valores iniciales de Ct. 

En cuanto a la prueba ELISA anti-N IgG, se observó un descenso significativo de los índices por mes entre las cuatro visitas del estudio. Se observó una dinámica cinética trifásica de la proporción de IgG anti-N a lo largo del tiempo, con un descenso inicial pronunciado entre el mes 1 y los meses 3-6 (media: -0.26 S/CO por mes), seguido de un descenso más lento hasta los meses 7-9 (-0.02) antes de una segunda caída hasta los meses 11-13 (-0.05)

Este patrón difiere del IgG anti-S. Los análisis univariantes y multivariantes se llevaron a cabo para la relación anti-N de forma similar a la anti-S con el fin de identificar posibles factores de predicción en la dinámica anti- N IgG. 

En el análisis univariante se encontraron índices de anticuerpos más altos en los hombres en los meses 7-9 en comparación con las mujeres. Además, el análisis multivariante reveló una disminución más lenta de los meses 3-6 a meses 7-9 en los hombres (0,046 S/CO por mes; IC del 95%: 0,007-0,087; p=0,02) y en los participantes de mayor edad (0,017 por 10 años de edad; IC95% 0,002-0,032; p=0,03). Por lo tanto, los participantes masculinos mostraron una disminución más rápida de los anticuerpos anti-S y, por el contrario, una disminución más lenta de los anticuerpos anti-N.

 

A continuación, se evaluó la incidencia relativa de la infección por SARS-CoV-2 en los trabajadores sanitarios con COVID-19 positivo y COVID-19 negativo durante el seguimiento. En total, se desarrollaron 70 infecciones por SARS-CoV-2 después de la inscripción: 1 en el grupo COVID-19 positivo (incidencia de 0,40 por 100 personas-año) y 69 en el grupo COVID-19 negativo (incidencia de 12,22 por 100 personas-año), lo que indica una reducción relativa de la incidencia de reinfección por SARS-CoV-2 en el grupo previamente infectado fue del 96,7%. El único caso de reinfección se produjo en una estudiante de medicina de 23 años. Su primer contagio sintomático en marzo de 2020, con una carga viral elevada, identificada por un hisopo nasofaríngeo (Ct=17). El segundo episodio, en enero de 2021, fue asintomático y se reveló por una baja carga viral (Ct=34), detectada seis días después de la exposición al COVID-19 no profesional. La reinfección fue asociada a una IgM anti-S positiva y a un rebote tanto  de IgG anti-S (3,6 log AU/mL) como del índice de IgG anti-N IgG (1,7 S/CO) sin vacunación 22 días después de una segunda RT-PCR positiva.

 En conjunto, los resultados indican que, aunque los anticuerpos anti-SARS-CoV-2 disminuyen, el riesgo de reinfección en el plazo de un año tras la infección sigue siendo bajo.

 

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Impacto de la vacunación contra el SARS-CoV-2 en la respuesta humoral de los trabajadores sanitarios con COVID-19 positivo

Para investigar cómo evolucionan los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 después de la vacunación contra el COVID-19 en trabajadores sanitarios positivos, los resultados serológicos de los 93 positivos, que recibieron al menos una dosis de vacunas entre las visitas de los meses 7-9 y 11-13 se compararon con los de los 139 participantes no vacunados con un seguimiento entre los meses 11-13.

Entre los participantes vacunados, 59 recibieron una sola dosis entre 1 a 99 días antes de la toma de muestras en los meses 11-13, incluyendo 27 participantes vacunados con AstraZeneca, 4 con Moderna y 28 con Pfizer. Los otros 34 participantes recibieron dos dosis de Pfizer o de Moderna y sus muestras entre 3 y 94 días desde la segunda dosis de la vacuna.

Seis de los de los siete participantes de los que se tomaron muestras antes de los 6 días después de la vacunación con una sola dosis seguían mostrando anticuerpos anti-S inferiores a 3 log AU/mL. Por el contrario, se observó un rebote de los índices de IgG anti-S en las 86 muestras recogidas al menos 6 días después de la vacunación, con un aumento medio de 1.80 log AU/mL. En efecto, los índices post-vacunación alcanzaron al menos el doble de los valores medidos en el primer mes post- infección.

Se encontraron índices de anticuerpos superiores a 4 log AU/mL en 76 de 86 participantes vacunados (88.4%).

Los hallazgos sugieren que una fuerte respuesta humoral se moviliza rápidamente después de una vacunación con una sola dosis entre los individuos positivos en COVID-19.

 

Sensibilidad de las variantes infecciosas SARS-CoV a los anticuerpos anti-S en meses 11-13

Para evaluar si las variantes del SARS-CoV-2 son sensibles a los anticuerpos anti- S que persisten en los meses 11-12 con o sin vacunación previa, los sueros recogidos en los meses 11-13 de 28 trabajadores sanitarios positivos (13 vacunados y 15 no vacunados) se analizaron con el ensayo de neutralización del virus vivo S-Fuse.

Los 13 sanitarios vacunados habían recibido una única dosis, 8 de ellos con la vacuna AstraZeneca, 3 con la vacuna Pfizer y 2 con la Moderna.

Los sueros recogidos de los participantes no vacunados mostraron una media de anticuerpos neutralizantes de 2.31 log IC50, 2.10 log IC50 y 1.51 log Ic50 contra D614G,

B.1.1.7 y B.1.351, respectivamente. Los sueros de los participantes vacunados mostraron una media de neutralizante de 4,01 log IC50, 4,03 log IC50 y 3,14 log IC50 contra las mismas cepas virales, respectivamente.

Se observó una fuerte correlación en los meses 11-13 entre los anticuerpos neutralizantes evaluados por el ensayo de neutralización S-Fuse e IgG anti- S medidos por CMIA con coeficientes de correlación de Spearman de 0.934, 0.952 y 0.967 para las variantes D614G, B.1.1.7 y B.1.351, respectivamente. 

Los indices anti-S en torno a 2,3 log AU/mL neutralizaron las variantes D614G, B.1.1.7 pero no las B.1.351 a más de 2 log IC50. Los índices de IgG anti-S > 3 log AU/mL neutralizaron las D614G, B.1.1.7 a > 2,5 log IC50 y B.1.351 a ≥ 2 log IC50.

Estos índices de IgG anti-S fueron alcanzados por todo el personal sanitario vacunado independientemente de los niveles de IgG anti-S  previos a la vacunación, el tipo de vacuna o el número de dosis de la misma.

Basándose en la fuerte correlación entre los ensayos CMIA y de neutralización, los índices neutralizantes se extrapolaron a los 124  trabajadores restantes no vacunados y a los 73 vacunados (con suero recogido pasados los primeros 6  días tras la vacunación) para predecir la fuerza de neutralización en los meses 11-13 en todos los participantes.

En conjunto, estos hallazgos sugieren que los individuos que han pasado la enfermedad se benefician de una vacuna de dosis única y son capaces de neutralizar eficazmente las variantes actuales del SARS-CoV-2.





Discusión

 

La duración y la eficacia de la inmunidad adaptativa dirigida contra el SARS-CoV-2 tras la infección primaria son cuestiones clave para entender la pandemia de la enfermedad por el coronavirus 2019. El presente estudio, que incluye un gran grupo de trabajadores sanitarios con seguimiento prospectivo durante un año, proporciona por primera vez, información crucial sobre la persistencia de los anticuerpos circulantes contra el SARS-CoV-2 después de pasar el COVID-19 levemente. Demostramos que:

 

  1. Los índices de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 evolucionan de forma diferente en hombre y mujeres.
  2. La IgG anti-S se estabiliza en un índice medio de 2.39 log AU/mL  pasado un año desde el inicio de los síntomas.
  3. El riesgo de reinfección se redujo en un 96.7% en los 12 meses siguientes.
  4. Los niveles de IgG anti-S de CMIA se correlacionan fuertemente con los niveles de neutralización.
  5. Los índices de IgG anti-S alrededor de 2.3 log AU/mL neutralizan eficazmente las variantes  D614G, B.1.1.7 pero no la B.1.351.
  6. La vacunación contra el COVID-19 aumenta significativamente los niveles de anticuerpos anti-S a niveles que neutralizan las tres variantes independientemente de los niveles de IgG previos a la vacunación, el tipo de vacuna o el número de dosis.

 

 El estudio longitudinal abarcó un seguimiento serológico de los trabajadores COVID-19 convalecientes (positivos) hasta 422 días después de los síntomas, y mostró que casi todos los positivos (96%) siguen presentando IgG anti-S detectables un año después de la infección. Un estudio longitudinal anterior que investigaba la IgG anti-S encontró niveles de anticuerpos relativamente estables durante ocho meses después de la infección por COVID-19. Sin embargo, este estudio solo contaba con datos en dos puntos temporales y no pudo definir un modelo para la cinética de los anticuerpos. En nuestro estudio, el seguimiento en el Mes 1, M3-M6, M7-M9 y M11-13 mostró un decaimiento trifásico de los anticuerpos anti-S. Este descenso segmentado de los anticuerpos anti-S podría reflejar el recambio de células B tras la infección.  Aunque los niveles de anticuerpos eran variables entre convalecientes no vacunados, el 81,3% conserva niveles de IgG anti-S de hasta 2 log AU/mL y el 55,4% de hasta 2,3 log AU/mL en M11-13. Según la curva de correlación, los títulos superiores a 2,3 log AU/mL pueden neutralizar las variantes D614G y B.1.1.7, menos la B.1.351, lo que sugiere que la mayoría de los pacientes positivos al COVID-19 pueden estar protegidos de la reinfección por las primeras variantes durante al menos un año después de la infección primaria. Hay que tener en cuenta que el hospital sujeto a este estudio se enfrentó a tres oleadas de COVID-19, de marzo a junio de 2020, septiembre de 2020 – enero de 2021 y desde marzo de 2021 hasta la actualidad, siendo la actual ola debida a la variante B1.1.7. Durante el período de abril de 2020 a abril de 2021, se notificaron 69 nuevas infecciones en los participantes negativos a COVID-19, mientras que solo se notificó un caso de reinfección asintomática en los participantes positivos a COVID-19. Aunque los anticuerpos representan solo una parte de la respuesta inmunitaria, esto sugiere que los pacientes positivos a COVID-19 desarrollan una robusta respuesta    inmune humoral que reduce el riesgo de reinfección por SARS-CoV-2 en un plazo de al menos un año. 

Curiosamente, todos los individuos que recibieron una vacuna contra el SARS-COV-2 mostraron niveles elevados de anticuerpos capaces de neutralizar las tres variantes analizadas, independientemente de los niveles de IgG anti-S previos a la vacuna, del tipo de vacuna (ARNm o vacunas con adenovirus) o el número de dosis de la vacuna. El aumento de nivel de anticuerpos se observó  ya a los 6 días de la vacunación. Esto sugiere que en los convalecientes de COVID-19 se establece una sólida respuesta de células B de memoria, incluso en aquellos con niveles de anticuerpos bajos. Esto coincide con el estudio de Dan et al. que realizó una amplia caracterización de las células B de memoria, revelando que la leve disminución de anticuerpos que se produce en los convalecientes no refleja una disminución real de la inmunidad humoral, sino más bien una contracción de la respuesta inmunitaria, mientras que la maduración de la afinidad de los anticuerpos y persisten las células B de memoria anti-S. Muy recientemente, Wang et al. informaron de que los clones de células B de memoria que expresan anticuerpos anti-S amplios y potentes se conservan selectivamente en el repertorio al menos un año después de la infección y se expanden tras la vacunación. Estas observaciones son muy esperanzadoras de la durabilidad de las respuestas humorales desarrolladas tras la COVID-19 y sugieren que esta protección contra la infección por el SARS-CoV-2 puede durar años.

A diferencia de los niveles de anticuerpos anti-S, que se estabilizan con el tiempo, observamos un descenso pronunciado de los títulos de IgG anti-N de siete a nueve meses después de la infección, y solo el 20% de los trabajadores sanitarios positivos en COVID-19 seguían siendo seropositivos después de un año. Estudios anteriores con un periodo de seguimiento más corto después de la infección encontraron resultados discrepantes en cuanto a la persistencia de la IgG anti-N, dependiendo del ensayo comercial utilizado. Un estudio describió una respuesta humoral sostenida hasta diez meses después de la infección, mientras que otro informó de una disminución significativa rápidamente después de la infección, en consonancia con los hallazgos de este estudio. Estas diferencias podrían explicarse por un aumento de la avidez o la afinidad que compensa la pérdida de anticuerpos, o por cambios en epítopos reconocidos a lo largo del tiempo. En general, el presente estudio muestra que los ensayos serológicos dirigidos a la nucleocápside no deben utilizarse preferentemente sobre los estudios de seroprevalencia, aunque tengan la ventaja de diferenciar entre la infección natural y la inmunidad post-vacunal.

Se evaluaron varios factores del huésped como posibles predictores de los niveles de anticuerpos, y de su cinética hasta 7 – 9 meses después de la infección primaria. Aunque no se observaron diferencias en los niveles de IgG del SARS-CoV-2, su cinética estaba influida por el sexo y el factor rhesus. En particular, los hombres mostraron un descenso significativamente más rápido de IgG anti-S y, por el contrario, una disminución significativamente más lenta de los niveles de IgG anti-N entre los M3-6 y M7-9 después de la infección, independientemente de la edad y de los niveles medidos en los M3-6. Las diferencias de sexo en la respuesta inmunitaria al SARS-CoV-2 se describieron previamente tras la infección. 

Takahashi y sus compañeros informaron de que las mujeres presentaban una activación de las células T más intensa que los hombres en la fase inicial del SARS-CoV. Otros estudios informaron de un pico más alto de niveles de anticuerpos anti-S en los hombres al principio de la infección, seguido de un descenso más pronunciado en comparación con las mujeres. La respuesta humoral inicial en los hombres convalecientes se ha relacionado con mayor riesgo de enfermedad grave en esta población y a la excreción prolongada del virus. Sin embargo, esta diferencia de sexo también se observó independientemente de la edad, la gravedad de los síntomas o la duración de los mismos. Se demuestra que las diferencias en la cinética de los anticuerpos en función del sexo seguían observándose después de los seis meses independientemente de la gravedad de los casos, ya que en este estudio solo se controlaron los casos leves y unos pocos casos moderados y asintomáticos. Las diferencias de sexo en las respuestas inmunitarias pueden ser multifactoriales, en particular en las concentraciones de esteroides sexuales, en los factores transcripcionales y en la inactivación incompleta de genes inmunorreguladores del segundo cromosoma X en las mujeres. Estudios anteriores informaron de una relación entre los grupos sanguíneos ABO y rhesus, y la susceptibilidad al COVID-19, sugiriendo que la sangre tipo O y el estado rhesus-negativo pueden proteger contra la COVID-19 grave. En el presente estudio,

el estatus Rh- se asoció con una disminución más rápida de los niveles de IgG anti-S a lo largo del tiempo, mientras que no se observó ninguna asociación con los grupos sanguíneos ABO.

Aunque este estudio proporciona datos cruciales sobre la historia natural de la COVID-19 leve, es importante señalar que existen algunas limitaciones. Los experimentos de neutralización se realizaron en un pequeño subconjunto del grupo de participantes debido al insuficiente volumen de sueros restantes. Sin embargo, la fuerte correlación entre los niveles de IgG de CMIA y los niveles de neutralización observados en este estudio, y comunicados por el fabricante, así como por otros estudios, permite una extrapolación de los resultados a todo el grupo.

La evaluación de la reinfección se basó en los informes de los participantes durante las visitas, ya que en el estudio no estaba prevista la vigilancia mediante RT-PCR. Por lo tanto, no se puede excluir que los participantes positivos a COVID-19 hayan padecido una reinfección  asintomática inadvertida durante el seguimiento. Sin embargo, ningún trabajador sanitario COVID-19 positivo, excepto en el caso de reinfección, tuvo un aumento significativo de los niveles de anti-S y anti-N durante el seguimiento.

Otra limitación es la distribución desequilibrada por sexos, con un predominio del sexo femenino, que refleja la distribución de los trabajadores del hospital. No obstante, la diferencia de sexo en la respuesta inmunitaria se observó mediante un análisis univariante y multivariante. Además, no se pudo investigar la cinética de las células B de memoria debido a la falta de células mononucleares de sangre periférica.                                                                                                                    Por último, los resultados se obtuvieron en participantes con una media de edad de 39 años, por lo que no se puede excluir que los individuos de más edad puedan experimentar una evolución diferente de la respuesta humoral a lo largo del tiempo.

Sin embargo, en conjunto estos datos demuestran una persistencia a largo plazo de los niveles de IgG anti-S que puede proteger a los pacientes convalecientes de COVID-19 contra la reinfección por las variantes D614G y B.1.1.7.  Aumentar los niveles de anticuerpos de neutralización cruzada, la vacuna contra el SARS-CoV-2 puede reforzar su protección, especialmente contra las variantes que albergan mutaciones de escape de anticuerpos como la B1.351. Estudios futuros ayudarán a determinar si los anticuerpos inducidos por la vacuna evolucionan de la misma manera, y si su cinética difiere entre los sexos. 

Métodos

Diseño del estudio y participantes

Se caracterizó la persistencia de los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en los trabajadores sanitarios COVID-19 del Hospital Universitario de Estrasburgo, Francia, hasta 13 meses después de la infección. Los participantes fueron reclutados de la siguiente manera:

Entre 1.496 trabajadores sanitarios examinados inicialmente por serología de SARS-CoV-2 entre el 6 de abril y el 7 de mayo de 2020, se reclutó a todos los participantes con antecedentes de COVID-19, demostrados por la serología en el cribado o por una RT-PCR previa, fueron reclutados y seguidos en M1, M3-6, M7-9 y M11-13. Paralelamente, los participantes con serología negativa sin antecedentes de RT-PCR positiva para el SARS-CoV-2 fueron reclutados para evaluar la incidencia de la infección, y se les hizo un seguimiento con el mismo programa de visitas que el grupo de COVID-19 positivo,  con M1 definido como un mes después de la inclusión. Los participantes completaron un cuestionario en cada visita en referencia a las características socio-demográficas, la exposición a COVID-19, los síntomas, los resultados virológicos y, finalmente, la vacunación.

Ensayo RT-PCR

La RT-PCR para la detección del ARN del SARS-CoV-2 se realizó previamente en muestras de hisopos nasofaríngeos en el momento del diagnóstico. Todas las muestras positivas a la RT-PCR, excepto seis, se analizaron en el laboratorio del hospital de este estudio o con cebadores específicos para el SARS-CoV-2 y sondas dirigidas a dos regiones de la ARN polimerasa dependiente del ARN viral (RdRp) (Instituto Pasteur, París, Francia; guía técnica de la OMS). Los valores Ct obtenidos en cada muestra se consideraron para los análisis estadísticos. 

 

Ensayos serológicos

Ensayos de cribado: Todos los sueros fueron examinados inicialmente para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 utilizando dos ensayos comerciales. El primero es el ensayo de flujo lateral (LFA) Biosynex® (COVID-19 BSS IgG/IgM), que detecta por separado IgM e IgG dirigidas contra el dominio de unión al receptor (RBD) de la proteína Spike (S) del SARS-CoV-2 , con una sensibilidad y especificidad globales estimadas del 96% y el 99% a los 22 días desde el inicio de los síntomas (DSO), respectivamente.  El segundo ensayo utilizado fue el EDITM Novel coronavirus COVID-19 IgG ELISA para detectar la proteína anti-nucleocápside (N) IgG a los 22 DSO  que mostró una sensibilidad del 81% y una especificidad del 96%. Los resultados se basan en la relación entre la absorbencia de la muestra y  el valor de corte (S/CO) definido por el fabricante. 

Prueba de confirmación: Todos los sueros Mes-1 asociados con al menos un resultado positivo utilizando los ensayos anteriormente mencionados con un historial de RT-PCR positiva para el SARS-CoV-2 se analizaron retrospectivamente con el ensayo Abbott Architect SARS-CoV-2 IgG Quant II (Abbott, Sligo, Irlanda) para confirmar el estado serológico positivo y para medir el nivel de IgG anti-S, si lo permitía el volumen de suero restante. Los sueros recogidos durante el seguimiento también se analizaron con este ensayo comercial para todo el grupo seleccionado de COVID-19 para definir el estado serológico en cada momento. Este ensayo es un inmunoensayo automatizado de quimioluminiscencia de micropartículas (CMIA) que cuantifica la IgG anti-RBD, con 50 AU/mL como punto de corte positivo y un umbral máximo de cuantificación de 40.000 AU/mL (80.000 AU/mL en dilución 1:2).

Según el fabricante, este CMIA muestra una sensibilidad y especificidad clínicas del 98,81% y 99,55% a 15 DSO, respectivamente. Según el fabricante, los niveles de anticuerpos medidos por este ensayo se correlacionan con una alta probabilidad (>95%), con los títulos de anticuerpos neutralizantes evaluados por el ensayo de reducción de placas en cepa de referencia del SARS-CoV-2. Esta correlación fue confirmada por estudios anteriores.

Ensayo de neutralización de virus vivos S-Fuse: Se realizó un ensayo de neutralización en un panel de 28 participantes COVID-19+  incluyendo 13 que recibieron una dosis única de la vacuna COVID-19. Todos los sueros se recogieron en los M11-13. La neutralización del virus vivo se analizó utilizando las células reporteras S-Fuse, como se informó anteriormente. Brevemente, las células reporteras S-Fuse corresponden a las células U2OS diseñadas para expresar-ACE2 y GFP1-10 o GFP11. Cuando se mezclan, estas células producen GFP tras la formación de sincitios que se produce durante la infección productiva con SARS-CoV-2. La neutralización de las variantes infecciosas D614G, B.1.1.7 y B.1.351 se evaluó para cada suero utilizando diluciones limitantes. La infección se cuantificó midiendo el número de sincitios GFP+, 18 horas después de la infección. El porcentaje de neutralización se calculó utilizando el número de sincitios como valor con la siguiente fórmula 100 × (1 – (valor con suero -valor en «no infectado»)/(valor en «sin suero» – valor en «no infectado»)). La actividad neutralizadora de cada suero se expresó como la concentración inhibitoria semi-máxima (IC50).

Aprobación del estudio

Este análisis se llevó a cabo a partir de los datos de un estudio de grupo prospectivo, intervencionista, monocéntrico, longitudinal y de grupo en curso, en el que participaron trabajadores sanitarios del Hospital Universitario de Estrasburgo

(identificador de ClinicalTrials.gov: NCT04441684). El protocolo fue aprobado por la junta de revisión institucional del CPP Sud Méditerranée III. Todos los participantes dieron su consentimiento informado por escrito. 

Características de los 393 trabajadores sanitarios con COVID-19 positivo.

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